Antes que nada, se realiza un estudio exhaustivo de la estructura del edificio. Para ello, se realizan catas en los elementos estructurales, tomando las muestras necesarias. Se realizan los ensayos, tanto insitu como en el laboratorio, que se crean oportunos en cada caso.
Se estudia el nivel de degradación de la estructura y se determina qué patologías sufre.
Cada tipologia de estructura puede presentar distintas patologías. En estructuras de hormigón armado las más corrientes son la aluminosis, la carbonatación y el ataque por cloruros. Por otro lado, los daños en las estructuras de acero suelen ser provocados por la oxidación y la pérdida de sección de sus elementos. En el caso de la madera, las posibles patologías son la pudrición, las carcomas y las termitas.
En ocasiones, si el grado de deterioro es muy importante, será necesario apuntalar el techo. Aunque pueda resultar molesto, es imprescindible para evitar riesgos para las personas tanto del interior como del exterior del edificio.